Calabiuza: Espectros y dulce.









Fotos y Texto: Iván Hernández

Los muertos salen de sus tumbas, el Cadejo resplandece sus ojos de carbón encendido. La Ciguanaba contorsiona sus largos pechos y despeinada melena, su hijo el Cipitío camina bajo su enorme sombrero. El Padre Sin Cabeza esparce agua bendita, el Gritón de Media Noche danza con la Llorona… a todos les sigue la Carreta Chillona armada de huesos y antorchas, conducida por espectros salvadoreños que claman por un poco de Dulce de Ayote.

Así se celebra el Día de Todos los Santos en Tonacatepeque, todos los 1 de noviembre este Municipio del norte de San Salvador realiza la fiesta de la “Calabiuza” que consiste en un desfile de disfraces de personajes de la mitología salvadoreña y en la repartición de ayote o calabaza en miel.

La municipalidad que ha tomado las riendas de este evento se encarga de la preparación del dulce y de premiar las mejores carrozas y espantos.

La “Calabiuza” se enmarca en dos fechas importantes para el calendario de celebraciones salvadoreñas 31 de octubre y 2 de noviembre. En la primera fecha 31 día de brujas, que según los organizadores la “Calabiuza” no es una extensión de “Hallowen” sino un evento cultural que trata de rescatar la identidad nacional por medio de los personajes mitológicos guanacos que se han transmitidos por generaciones para no apegarse a otros mitos ajenos a los salvadoreños.

Los jicameros, como se les conoce a los originarios de Tonacatepeque y su creativa fiesta de espantos autóctonos y Dulce de Ayote se han convertido en un destino turístico por la riqueza cultural que encierra la “Calabiuza”. El Pie de Foto corriendo los riesgos más allá de “ultra tumba” trae para sus lectores una muestra de imágenes de esta fantasmagórica pero deliciosa expresión cultural.

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