La Ciudad Intangible







Texto de Roberto Flores
con Fotos de Rodrigo Sura

e Iván Hernández




Que Mauricio Funes decidiera tomar el Desarrollo de la mujer como uno de los ejes principales de su programa de gobierno no es un hecho atribuido a la casualidad.

Y es que en nuestro país los números están del lado del sexo femenino: representa el 52.7% de la población de El Salvador según el VI Censo de Población y Vivienda 2007; producto de la constante migración de hombres hacia el norte de la frontera, el número de mujeres que se convierten en cabeza de familia ha aumentado considerablemente; además, según el PNUD, si se contabilizara el trabajo doméstico que realizan las mujeres, este alcanzaría el 32% del PIB.

Pero las salvadoreñas también tienen ventaja numérica cuando se hace referencia a los aspectos negativos de nuestra sociedad: los índices de analfabetismo y de bajo acceso a la educación básica, según el Censo de Población 2007, son mayores en las mujeres, principalmente en las zonas rurales; según un estudio citado por el Centro de Estudios de Género de la Universidad de El Salvador, nuestro país se ubica en segundo lugar a nivel regional en cuanto a los altos índices de homicidios en contra de mujeres, seguido superado solo por Honduras. El acceso a un empleo digno también sigue siendo un obstáculo en el desarrollo de las mujeres salvadoreñas.

El Salvador es un país machista. En este escenario, a lo largo de su campaña Mauricio Funes hizo énfasis en que su gobierno y las políticas que emanaran de este tendrían a su base la equidad de género. Los aplausos de las presentes en cada uno de sus actividades proselitistas daban el aval a sus promesas.

Ya como presidente, una de las primeras medidas tomadas por Funes fue reestructurar la Secretaría de la Familia y convertirla en la Secretaría de Inclusión Social (SIS). El cambio, según Funes serviría para que dicha institución se encargara de abrir los espacios a quienes hasta la fecha se consideran excluidos de la participación social en las políticas gubernamentales. Las mujeres formaban parte de este grupo.

Con la Primera Dama de la República Vanda Pignato al frente de la SIS, Funes aseguró que la equidad de género no sería un argumento retórico, más bien sería una realidad objetiva y palpable.

Las primeras disposiciones dictadas por Funes para ayudar a la mujer en el contexto de la crisis económica daban fe de la intención de sus palabras. La asistencia económica y social a través de las cotizaciones subsidiadas por el gobierno al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) para las mujeres embarazadas cayó como anillo al dedo para cientos de salvadoreñas que se veían imposibilitadas de cotizar por su condición de gravidez.
Pero las expectativas las generaba el proyecto más emblemático dentro de la consecución de esta política de equidad de género y asistencia para la mujer: el proyecto Ciudad Mujer. Semanas antes de las elecciones presidenciales, Mauricio Funes al lado de su esposa Vanda Pignato, presentaba en un hotel capitalino los detalles de dicho proyecto el cual contó con la participación de destacadas intelectuales salvadoreñas, tal es el caso de la ahora Ministra de Educación María Isabel Rodríguez y Aída Luz Santos de Escobar, ahora presidenta del Consejo de Seguridad del actual gobierno.

Durante dicha presentación y durante la campaña mediática que siguió durante las siguientes semanas, se conoció que Ciudad Mujer sería un centro de asistencia para mujeres de escasos recursos y víctimas de exclusión social. El lugar brindaría servicios de guardería, atención psicológica a víctimas de violencia, servicios jurídicos, atención en salud reproductiva, consulta odontológica y albergue.

Además, se ofrecería acceso a servicios de nuevas tecnologías y capacitación en emprendedurismo, promoción y vigencia de los derechos humanos de las mujeres.

Las expectativas siguieron aumentando conforme el proyecto se seguía conociendo. El candidato Funes dijo que durante su gobierno se establecerían 14 de estos centros, uno por cada departamento del país y que se establecerían ciertos criterios para decidir el orden de su construcción. La inversión planeada por cada Ciudad Mujer sería, según dijo Funes, de cerca de $5 millones de dólares por cada centro.

Maria Isabel Rodríguez, quien entonces formaba parte del equipo de trabajo del candidato Funes y que participó en la creación del proyecto Ciudad Mujer, también habló de forma favorable. “Creo que las mujeres tienen que hacer un papel fundamental para que funcione, y creemos que existe la voluntad política del candidato que está dispuesto a impulsarlo, al igual que la cúpula del partido, pero las mujeres debemos luchar por este esfuerzo y no verlo como una dádiva” expresó la ahora Ministra de Salud en aquel momento.

Con el triunfo electoral de Mauricio Funes concretado, faltaba que el proyecto de Ciudad Mujer pasará de ser una idea para convertirse en una realidad tangible. Los compromisos adquiridos por Funes durante la campaña estaban sellados con la promesa de que sus palabras no fueran solo demagogia, costumbre característica de gobiernos anteriores. Sin embargo, al revisar las acciones realizadas con respecto a Ciudad Mujer durante su primer año de gobierno, se pone en duda la capacidad para lograr la consecución de tales compromisos.

La ciudad que solo existe en palabras

El 8 de septiembre de 2009, fecha en que el Presidente Mauricio Funes cumplía 100 días al frente del ejecutivo, el mandatario realizaba un acto en el cual comenzaría a ser realidad el proyecto de Ciudad Mujer. Ese día, en compañía de la Primera Dama y Secretaria de Inclusión Social, Funes colocaba la primera piedra del primero de dichos centro de asistencia a la mujer. El lugar elegido fue el departamento de Usulután.



Los fondos, según Funes, se habían obtenido de la cooperación de los Estados Unidos a través de USAID. Previo a este acto, y en el marco de los primeros 100 días de su gestión, Funes había recibido muchas críticas con respecto al financiamiento y consecución de dicho proyecto.

“No ha faltado quien haya dicho un inventario de actividades que íbamos a cumplir, que adónde esta Ciudad Mujer. Abran los ojos y sus oídos, Ciudad Mujer está en este momento acá, Aquí estamos lanzando este proyecto. Cuando se terminen los estudios técnicos y del proyecto de la obra, que ya están encaminados, este terreno que desde hace mucho tiempo había estado abandonado, se cubrirá de máquinas y de trabajadores de cascos amarillos, para poner manos a la obra, a una de las obras más queridas y necesitadas”, dijo el Presidente Funes aquella mañana, agregando que regresaría en algunos meses para verificar el avance de las obras.

Bajo las aguas de una inesperada lluvia, el Presidente Funes colocó de forma simbólica la primera piedra del edificio que albergaría aquella promesa de campaña. Esa piedra sería la única.

Durante los primeros meses de 2010 las expectativas que se despertaron sobre Ciudad Mujer durante la campaña de Funes comenzaron a convertirse en dudas. Y es que, si bien las quejas de la oposición política habían iniciado desde antes de que cumpliera 100 días de gobierno, el malestar comenzó a surgir por parte de diversas organizaciones de la sociedad civil, principalmente aquellas que velan por los derechos de las mujeres.


Era de esperarse. Aquella invasión de cascos amarillos y de maquinaria que Funes prometió aún no habían llegado, dejando como único habitante del predio en donde aquel centro estaría ubicado a la misma piedra que meses atrás Funes había colocado en el lugar.

El proyecto en Usulután nació bajo el agua y murió bajo el agua. Ante las interrogantes y exigencias de la prensa y la sociedad civil, por fin, Carlos Urquilla, director general de la Secretaría de Inclusión Social, dijo que las obras para la construcción de la primera Ciudad Mujer se habían detenido debido a que los fondos para este proyecto debieron ser redireccionados para atender la emergencia provocado por la tormenta Ida que azotó nuestro país a finales del año pasado.

Sumado a esto, otro de los factores por el cual se había detenido su construcción fue que se decidió que los materiales para la infraestructura serían producidos por una fábrica administrada por el gobierno para poder ahorrar dinero al Estado. Según Urquilla, esto daría lugar a que de 5 millones de dólares, el proyecto pasara a costar entre 3 y 4 millones. Sin embargo, en ningún momento se dijo cual seria el costo de construir esta fábrica de materiales ni cuanto tardaría dicha construcción. Mientras tanto, la idea seguía siendo eso, una idea.

Inesperadamente, días antes de que Funes cumpliera su primer año de gestión, las mismas mujeres que aplaudían aquel día en que fue colocada la primera piedra en Usulután recibieron una noticia inesperada: el proyecto para la primera Ciudad Mujer había sido cambiado para realizarse en el departamento de La Libertad, específicamente en el municipio de Lourdes Colón.

El cambio, la Secretaria de Inclusión Social, Vanda Pignato, se debió a que en dicho departamento, y principalmente en el municipio en el cual se establecería la obra, la ola de inseguridad se vive con mas crudeza, afectando de forma directa a las mujeres de la zona. La excusa no convencía a las mujeres de Usulután, en donde los índices de delincuencia también son altos.

La excusa puesta con anterioridad sobre la construcción de una fábrica en donde se construirían los materiales para la Ciudad Mujer se desbarato con el anuncio del traslado del proyecto a Lourdes Colon. Aquí se tomó la decisión de comprar las instalaciones del ex centro de capacitación San Andrés, el cual contaba con la suficiente capacidad como para albergar el proyecto.

Sin embargo, al igual que en la colocación de la primera piedra en Usulután, la adquisición de dichas instalaciones solo representan un acto que hasta la fecha sigue siendo superficial. Todavía no se presenta el plan que, más allá de la readecuación de las instalaciones, permita conocer de qué forma se asistirá a las mujeres, quienes serán las beneficiarias y la capacidad de recursos humanos que funcionara para darle vida a toda la asistencia prometida.

Las expectativas han sido levantadas en las zonas aledañas al lugar en donde se establecerá este segundo intento de materializar esta obra. Sin embargo, estas son mínimas si se toma en cuenta que el primer esfuerzo resultó en la colocación de una piedra en el lugar en donde se construiría. Mientras, soñar no está demás para las mujeres de Lourdes.

Posiciones sobre “la inclusión de la mujer” en el primer año

A pesar de que Ciudad Mujer era el proyecto más representativo en la política de asistencia a la mujer y equidad de género, diferentes organizaciones femeninas se quejan de que dicha política ha sido la gran ausente dentro de todos los programas de gobierno de Mauricio Funes.

Según La Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida, las Dignas, señalan que durante el primer año de gobierno la inclusión de la cual Funes tanto hablaba no se ha presentado en ninguno de los aspectos de la vida política y social de El Salvador. De hecho, a pesar de que consideran de que el proyecto Ciudad Mujer traería grandes beneficios para la población femenina, las Dignas consideran que este tipo de programas solo son de carácter asistencial.

La poca representación de las mujeres dentro del gabinete de gobierno de Funes es otro de los hechos que esta organización critica. Dicho gabinete está conformado por 13 Ministerios, de los cuales únicamente 2 mujeres son titulares, y de la misma manera ocurre en los vice-ministerios, lo que equivale al 15% de representatividad de las mujeres en las instancias ministeriales.

Respecto a las partidas del presupuesto dedicadas para la mujer, las Dignas tienen también sus quejas: Para el año 2010, el presupuesto será de $4,062, 000, 000 de los cuales sólo $17, 301,105 se han destinado para las mujeres, un aproximado de $0.50 al mes para cada una. Para la atención reproductiva, la cantidad del presupuesto asignada es de 9 millones 63 mil 735 dólares. Dicha cifra es superada por el presupuesto de comunicaciones de Casa Presidencial de más de 9, 166,615 millones de dólares.

Los obstáculos para el desarrollo e inclusión de la mujer siguen siendo grandes, aseguran las Dignas. Sin embargo, las promesas que Funes hiciera en campaña aun no se olvidan. De hecho, según un estudio realizado por esta organización con motivo del primer año de gobierno de Funes, demostró que la promesa de campaña mas recordada es la de Ciudad Mujer, un 90.34 % de las mujeres lo consideran así.

Sin embargo, a un año de gobierno, la promesa de construir 14 de estos centros se ve más lejana y las políticas de inclusión del sector femenino siguen siendo insuficientes. Mientras, las mujeres que tanta expectativa tienen siguen encontrando solo en sus sueños ese lugar que alguna vez Funes prometió traerles a la tierra.

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